La esparceta o pipirigallo es el nombre coloquial por el que se conoce a la especie Onobrychis viciifolia. Esta planta, al igual que la Retama o la Alfalfa, pertenece a la familia de las Fabáceas.
A pesar de su aspecto ciertamente exótico, la esparceta no tolera bien los largos periodos de calor. Temperaturas por encima de los 30º pueden reducir considerablemente su nivel de producción. Otra cuestión realmente llamativa es que su recolección debe hacerse durante la noche para evitar que la flor se desprenda.
Origen e historia de la Onobrychis viciifolia
Curiosamente, esta planta es el fruto de la hibridación de otras tres especies botánicas diferentes. Estas especies son:
– Onobrychis viciifolia ssp. Communis
– Onobrychis viciifolia ssp. bífera
– Onobrychis viciifolia ssp. persica
Su cultivo comenzó en las zonas limítrofes con el valle del Rin, en el Norte de Francia, a finales del siglo XVI. Al poco tiempo, comenzó a diferenciarse dos variedades de esparceta. Una, “la de un corte”, conocida también como la común o “la fina”, que no florece el año de su siembra. El nombre le viene dado porque cuenta con unos tallos más finos que su compañera, aunque en realidad es considerada la opción más rústica por su resistencia. Y la segunda, conocida como “la de dos cortes”, que también es llamada “francesa” o “basta”, que sí florece el año en el que es sembrada. Esta variedad tiene un mejor porte, posee hojas más grandes y es más vigorosa.
Inicialmente, la variedad que era cultivada en España era la común o “de un corte”. Gracias a la promoción que llevó a cabo el Ministerio de Agricultura a finales de 1960, comenzó a introducirse la “de dos cortes”, que acabo siendo mezclada con la esparceta común. Aunque este fue el momento exacto en el que cobró mayor protagonismo, lo cierto es que la esparceta de dos cortes ya había sido introducida en el año 1791 como experimento en el Jardín Botánico de Madrid.
Actualmente, este cultivo está en declive, por lo que han tenido que importarse semillas de los países del Este. Esta práctica conlleva el riesgo añadido de contaminar la pureza de nuestra esparceta autóctona a través de la polinización de las abejas.
Propiedades de la esparceta
La esparceta es una gran planta forrajera que se adapta muy bien a los suelos calizos y sueltos. De hecho, se la considera una excelente regeneradora de la fertilidad de los suelos que han permanecido mucho tiempo sin cultivo o los que han sido excesivamente cultivados por otros cereales.
Es cierto que, como cualquier planta, la productividad de la esparceta mejora en función de la riqueza del suelo. Sin embargo, llegados a este punto, es posible que otras especies forrajeras, como la alfalfa o el trébol, sean mejor opción por su mejor tasa de rendimiento.
La clave para su correcto aprovechamiento es plantar a su vez un cultivo protector que, normalmente, será un cereal como la avena, la cebada o el trigo. Es interesante hacerlo así porque este segundo cultivo evita la pérdida de humedad del suelo y la improductividad del suelo. La esparceta o pipirigallo suele dar muy poca producción el primer año, por lo que con este sistema evitamos que durante ese periodo el suelo pueda perder propiedades.
El principal atractivo para su aprovechamiento como pasto para ganado es que es mucho más fácil su conversión a heno. Esto es debido a que posee un grado de humedad inferior al de la alfalfa. Además, posee un valor nutritivo más elevado ya que es muy rica en azúcares, proteínas y minerales. Otro de sus grandes alicientes para ser destinada a este fin es que, a diferencia de la alfalfa, no produce meteorismo en el ganado. Esto lo logra gracias a su contenido en taninos que, combinados con las proteínas, las precipitan, evitando así su formación.
La esparceta como planta melífera
Por otro lado, estamos ante una planta melífera de gran calidad que nos ofrece una miel monofloral muy apreciada. Uno de los motivos por los que es una gran aliada para los apicultores, es que esta especie posee una floración relativamente larga. Puede deleitarnos con sus flores durante un plazo aproximado de 35 a 40 días. Y no sólo eso, sino que sus inflorescencias se dan en racimos de unas 80 flores, floreciendo todas ellas a distinta vez. Este proceso comienza por las flores de la parte inferior, que van abriéndose gradualmente hasta alcanzar la parte superior. Por tanto, las abejas pueden obtener el néctar y polen de la flor durante algo más de un mes.
Dependiendo del tipo de suelo en el que hayamos cultivado nuestra esparceta, podemos obtener diferentes resultados:
– Arenoso: en este tipo de suelo podemos obtener una producción de 40 a 120 kg de néctar por hectárea. Por lo que, si se dan las condiciones de humedad y climatológicas idóneas, la colmena podría producir hasta 6 kg de miel.
– Siembra: en este caso podríamos producir unos 50 a 160 kg de néctar de esparceta por hectárea. Las abejas cosechan por día unos 4 kilos.
– Variedad transcaucásica: con un cultivo de una hectárea podemos obtener unos 100-150 kg de néctar de esparceta, por lo que una colmena fuerte podría producir de 2 a 5 kilogramos de miel al día.
La miel que se obtiene a partir de esta especie es de color ámbar claro. Posee un ligero olor y sabor dulce. Muchos apicultores afirman que, al inicio de la cosecha de este tipo de miel, las colmenas suelen presentar un olor algo desagradable que desaparece pasado un tiempo. Además, ha que tener en cuenta que este tipo de miel tiende a cristalizar en masas compactas.