El bicho palo es un tipo de insecto que pertenece al orden Phasmida, lo que le ha concedido el nombre de fásmido. Este amplio grupo de insectos reciben diferentes nombres alrededor de todo el mundo: insectos palo o insectos hoja, palotes en Chile y Argentina, zacatones o campamochas en México, y matacabllos en Colombia.
Dentro de los fásmidos están catalogados más de 3.000 especies de bicho palo. Su rasgo más distintivo es el dominio tan perfecto que tienen sobre el camuflaje. Lo que en biología se conoce como cripsis: fenómeno por el que un animal presentar determinadas características que le ayudan a pasar desapercibido en el medio en el que se encuentra.
Tipos de bicho palo
Aunque en cuestión de especies la lista es extremadamente larga, podemos diferencias tres grandes grupos morfológicos dentro de este orden.
– Insectos palo: estos son los bichos palo en sentido estricto. Sus cuerpos son alargados, relativamente cilíndricos y delgados, pudiendo presentar alas que les permiten o no el vuelo. Los colores y texturas que suelen presentar se asemejan a la flora que los rodea.
– Insectos hoja: en este caso, presentan formas aladas, con un cuerpo ancho y aplanado, que les permite confundirse con algunas hojas. Además, los insectos hoja a menudo cuentan con dibujos en sus alas que imitan fielmente los nervios de las propias hojas. Sin perder de vista sus patas, que están dotadas de expansiones laminares que podrían pasar perfectamente por las de las propias hojas.
– Insectos corteza: por último, estos fásmidos tienen un cuerpo más robusto que, en ocasiones, presenta protuberancias en forma de pequeñas espinas sobre todo o parte de su cuerpo.
Esta capacidad de camuflaje también la tienen otras especies como la Empusa pennata o mantis palo, con la que suele ser confundido por su apariencia.
Camuflaje en insectos palo
Debido a las técnicas de camuflaje que maneja el bicho palo, estos fásmidos suelen habitar zonas arbóreas. Dentro del camuflaje o cripsis podemos distinguir algunos fenómenos más específicos presentes en los bichos palo. Este es el caso de la homocromía o la homotipia. La primera de ellas hace referencia la homogeneización del color con las tonalidades propias del medio. Por ejemplo, la especie Leptynia hispanica, presente en España, cuya coloración mayoritariamente verde y a veces pardusca le ayuda a mimetizarse con la flora presente en la Península Ibérica. En el caso de la homotipia no es el color lo que guarda una similitud sino su aspecto o textura.
Para moverse por el medio sin ser detectados por sus depredadores, el bicho palo aprovecha las horas nocturnas. Incluso, las rachas de viento, que les hace parecer hojas o ramas movidas por el viento. Tanto los ejemplares jóvenes o ninfas como los adultos suelen presentar las mismas características, aunque en menor tamaño.
La cripsis no es el único sistema defensivo que poseen los fásmidos. Algunas especies emiten ruidos o cuentan con estructuras de colores vivos que pueden intimidar a sus enemigos. Otras especies optan por desplegar sus alas, lo que les otorga un mayor tamaño que sirve de amenaza para su depredador.
Por último, otra técnica bastante llamativa se conoce como autotomía. El bicho palo, al igual que otros animales, puede desprenderse de la extremidad por la que ha sido capturado. A pesar de su tamaño, el lagarto ocelado posee esta misma técnica de defensa. Estos reptiles son capaces de desprenderse de su cola, que más tarde regenerarán, para huir ilesos.
Reproducción y ciclo vital del bicho palo
Al hablar de un orden de insectos tan amplio como el de los fásmidos, no podemos fijar de manera exacta el tiempo de vida de estos insectos. Pero sí podemos señalar los ciclos vitales más cortos, de 4 a 6 meses en algunas especies, y los más amplios, pudiendo superar los 12 meses. Igualmente, el tiempo de cópula varía sustancialmente entre especies. Y, además, en algunos casos, es posible ver el espermatóforo durante el acto. Se trata de una cápsula creada por los machos que contiene los espermatozoides y que será introducida íntegramente en el órgano reproductor femenino durante la cópula.
En la mayoría de los casos, la reproducción es de tipo sexual; aunque, puede llegar a darse el fenómeno de la partenogénesis si no hay machos presentes. Esto ocurre cuando el óvulo no es fecundado, pero se desarrolla igualmente, eliminando de su ADN los cromosomas masculinos. Esto mismo es lo que sucede con las abejas, cuando se desarrollan huevos no fecundados y nacen los zánganos.
Cuando la hembra pone los huevos, estos son operculados con una tapadera que los protege. En el momento de la eclosión esta tapa se desprende dando lugar a la nueva ninfa. El mecanismo para poner los huevos varía en función de la especie:
– Lanzados al aire por la hembra, como hace la especie Extatosoma tiaratum.
– Enterrados con ayuda del epiprocto (órgano anal), al igual que hace la especie Brasidas samariensis.
– Pegados a las ramas o piedras, tal como hace la Empusa pennata o Sipyloidea sipylus.
Presencia del bicho palo en España
En Europa se han descrito hasta 17 especies pertenecientes a los géneros Bacillus, Clonopsis, Leptynia y Pijnackeria. Existe alguna otra especie que no es autóctona de Europa y que ha sido introducida artificialmente, como ocurre con algunas especies del género Acanthoxyla. Estos bichos palo son originarios de la isla de Madagascar, pero, sin embargo, están presentes en el sur de Inglaterra.
En el caso de la Península Ibérica, son 13 las especies que habitan nuestro territorio. Todas ellas presentan un ciclo biológico anual y son realmente activos durante el periodo estival. Según las condiciones ambientales este periodo puede extenderse desde finales de la primavera hasta principios de otoño, no limitándose únicamente los meses de verano. Así ocurre especialmente con los géneros Leptynia y Pijnackeria.
El insecto palo, Leptynia hispánica, es fácilmente localizable en las plantas de retama negra, ya que suponen un gran porcentaje de su alimentación