disenteria

Disentería en abejas: síntomas y tratamiento

La disentería no es en sentido estricto una enfermedad, sino más bien una condición subyacente a otras patologías más graves. Esta condición afecta prácticamente a la totalidad de seres vivos, incluidos los humanos. Sin embargo, en el mundo de la apicultura, esta patología puede causar estragos en las abejas adultas.

 

En su origen, la disentería era conocida como “flujo o flujo de sangre” precisamente por la mucosidad o sangre presente en las heces. Esta afección grave del intestino, normalmente de la parte del colon, ha tomado su denominación del griego. Concretamente, la palabra disentería proviene del término dys, que significa “alteración”, y entero, que significa “intestino”.  El término ha sido acuñado no sólo en la cultura griega, sino también en la hebrea o la china, entre otras.

 

Eso explica que este trastorno inflamatorio haya sido estudiado desde la Antigüedad, apareciendo en varias obras con diferentes nombres. Ya en el año 460 a 377 a.C. era descrita en las obras de Celso e Hipócrates como “flujo de vientre”. Siglos más tarde, en la Primera Guerra de los Barones, los contendientes, el rey Juan Sin Tierra y el Príncipe Luis, murieron de disentería en 1216 y 1226 respectivamente.

 

Causas y tipos del síndrome disentérico

Normalmente, la disentería es causada por una infección bacteriana, de protozoos e incluso por infestación de parásitos. Las dos causas más comunes de esta patología son la infección por enterobacteria del género Shigella y la infección por la ameba Entamoeba histolytica.

 

Cuando se ha producido por la enterobacteria Shigella, esta condición recibe el nombre de disentería bacilar, debido a la forma de bacilo del agente causante. En cambio, cuando es producida por una ameba, se le denomina disentería amebiana.

 

Disentería en abejas

La disentería, aunque no es exclusiva de las abejas, tiene un gran impacto en el mantenimiento de una colmena. Hay que tener en cuenta que esta patología afecta a las abejas adultas, concretamente a las abejas obreras, que son las responsables de buscar y alimentar a toda la colonia. Si ellas se encuentran débiles e, incluso, llegaran a morir, esto pondría en serio riesgo la continuidad de la colmena.

 

Habitualmente, la disentería aparece en la época de invierno o etapas de temperaturas más frías en las que las abejas permanecen más tiempo en la colmena sin prácticamente salir al exterior. Este “confinamiento” a menudo fomenta la aparición de agentes patológicos por la acumulación fecal en el interior de la colmena. Sin embargo, para llegar a esta situación de residuos fecales excesivos es preciso que se den además algunos otros condicionantes como podrían ser:

 

  • Alimentos inapropiados: es el caso de aquellos suplementos de invierno que contienen un alto porcentaje de agua o sustancias no digeribles por las abejas y que son a su vez susceptibles de fermentación.
  • Escasez de agua o, por el contrario, exceso de humedad.
  • Suplementos alimenticios mal manipulados que tienden a acidificarse.
  • Condiciones externas desfavorables (corrientes de aire frío, excesiva humedad, temperaturas demasiado bajas, etc).
  • Falta de ventilación por un mal estado de la piquera.
  • Un periodo excesivo de reposo invernal e, incluso, un inicio prematuro de la etapa de cría que impide que las abejas puedan realizar sus vuelos de aseo.
  • Cualquier otra enfermedad que contribuya a su aparición como la nosemosis o la amebiasis.

De todas las causas indicadas podemos encontrarnos que se den de manera simultánea una o varias de ellas, no siendo una lista cerrada de factores de riesgo.

 

Síntomas de la disentería

Para poder diagnosticar la disentería en nuestra colmena, debemos fijarnos en los elementos externos. Esta patología provoca que las abejas no puedan mantener en su ampolla rectal los residuos fecales que producen, derramándolos por todas partes. Esto incluye cuadros de polen, de cría, la piquera, otras abejas y hasta la zona alrededor de la colmena.

 

La ampolla rectal o recto se encuentra en la parte distal de la abeja y juega un papel fundamental en la absorción del agua y retención de materia fecal. De hecho, al igual que ocurre con el buche melario, este órgano es capaz de distenderse sobremanera en invierno para albergar una gran cantidad de desechos. Hay que tener presente que las abejas jamás defecan en el interior de la colmena, por lo que el correcto funcionamiento de este órgano en la época estival es primordial para la salud de toda la colonia.

 

Como puedes imaginar, la materia fecal, de textura pastosa, es de un color marrón oscuro que emana un olor muy desagradable. Cuando ésta se seca, se crean una especie de costras muy oscuras que quedan adheridas.

 

En cuanto al comportamiento de las abejas afectadas, éstas a menudo pierden la capacidad de volar y presentan un abdomen abultado. Aquellas que son capaces de iniciar el vuelo intentan salir de la colmena con el fin de evacuar fuera, cayendo finalmente inmovilizadas por el esfuerzo. La tasa de mortalidad de esta patología puede llegar a ser muy elevada.

 

Tratamientos para la disentería

Obviamente, el tratamiento primero de la disentería pasa por intentar aliviar los síntomas. Para ello se proporcionará a la colonia un jarabe de azúcar en la proporción de 1:1 para estimular a las abejas a iniciar el vuelo, permitiendo así que puedan evacuar la ampolla rectal.

 

Una vez puesto remedio inmediato es importante averiguar o intentar identificar el o los motivos que han podido causar la afección. Habrá que vigilar las condiciones de la colmena como temperatura, humedad, posibilidad de alimento, densidad, limpieza y espacio disponible. En el caso de que la disentería sea secundaria a una nosemosis, en latín Nosema apis, debemos poner el tratamiento adecuado para su erradicación.

 

Finalmente, no olvides quemar todas las abejas muertas por disentería, retirando los panales sucios y fundiendo la cera, sustituyéndolos por otros nuevos y desinfectar todos los cuadros y alzadas no afectadas.

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