El picudo rojo de las palmeras, como se conoce de forma común a este escarabajo, es el responsable de muchas de las muertes de este tipo de plantas. El picudo rojo es originario de la zona de Asia Tropical, aunque en la actualidad se ha expandido por gran parte del continente europeo, África y América.
Pero existe otro dato mucho más impactante: el picudo rojo es el escarabajo más consumido en África subsahariana. Existen numerosos estudios que afirman que una larva de este insecto aporta la dosis diaria recomendada de vitaminas y proteínas para un niño de 1 año.
El escarabajo picudo rojo
El nombre científico de este insecto es Rhynchophorus ferrugineus, aunque es mucho más conocido por su nombre común: picudo rojo. Precisamente su nombre nos da una pista de su aspecto. El picudo pertenece a la familia de los gorgojos y alcanza un tamaño de 2 a 5 centímetros. Este gorgojo es fácilmente reconocible por el color rojo ferruginoso, es decir, similar a la tonalidad que adquiere el hierro oxidado. A este rasgo debe su nombre científico. En el tórax posee unas marcas negras muy visibles.
El ciclo vital del picudo rojo suele durar de 130 a 200 días; de los cuales 45 de ellos los pasará en su fase adulta. Lo más habitual, si la palmera tiene el tamaño suficiente, es que el gorgojo pase toda su vida en el interior de la misma palmera. Este insecto no tiene ninguna preferencia por una variedad de palmera en especial, aunque son varias las más comunes: el Cocos nucifera (cocotero), Elaeis guineensis (palmera del aceite) y el género Phoenix, entre ellas Phoenix canariensis (palmera canaria) y Phoenix dactylifera (palmera datilera).
El picudo rojo, como ocurre con muchas otras especies, tiene dimorfismo sexual, lo que significa que la hembra y el macho poseen características diferentes. Por un lado, la hembra de picudo rojo es de mayor tamaño que el macho. Por otro, el macho posee una hilera de pelos en la parte superior de la boca que la hembra no posee.
El picudo rojo en las palmeras
Las distintas fases por las que atraviesa el picudo rojo en una palmera son las siguientes:
– Huevo: la hembra de picudo pondrá entre 300 y 500 huevos. Estos insectos son muy sensibles a las cairomonas, una sustancia que desprenden las palmeras cuando tienen una herida en su corteza. Esto hace que no suponga ninguna dificultad para las hembras encontrar palmeras en las que instalarse.
Los huevos son de color blanquecino y forma alargada. Miden en torno a 1,2 milímetros y poseen en la parte posterior un opérculo, por la que más tarde saldrá la larva.
– Larva: por su parte, la larva de picudo rojo es alargada y de color anaranjado. No posee patas, pero sí una especie de casco, de color rojo oscuro denominada cápsula cefálica quitinosa. Además, cuentan con unas potentes mandíbulas que les son de gran ayuda para excavar galerías de hasta 1 metro de longitud en el interior de las palmeras.
En función de las temperaturas, esta fase puede ver reducida su duración. La larva de picudo rojo construirá una cápsula a partir de las fibras extraídas de las galerías. En su interior, la larva sufrirá una metamorfosis completa.
Pupa: la pupa de picudo rojo se forma en el interior de los capullos que suelen ubicarse en la base de las palmeras. En este estadio, previo a su estado adulto, permanecerán durante 15 a 30 días.
– Adulto: por último, el adulto de picudo rojo permanecerá en la palmera originaria si aún dispone de material vegetal del que alimentarse. En caso contrario, atraído por el olor de palmeras heridas, buscará un nuevo hospedaje donde comenzar un nuevo ciclo biológico.
Síntomas del picudo rojo
Es posible que una palmera esté infectada por el picudo rojo sin que muestre síntomas hasta pasados unos meses. Cuando la infestación ha avanzado lo suficiente, los daños producidos en la palmera se vuelven patentes:
– Manchas marrones en las hojas centrales.
– Caída de hojas.
– Puntas de las hojas retorcidas.
– Aspecto general de decaimiento.
– Presencia de capullos, adultos o larvas del insecto.
– Galerías o perforaciones.
– Exudaciones gomosas en tronco en el caso de Phoenix dactylifera.
Si la palmera está muy afectada es posible escuchar el sonido que producen las larvas al alimentarse en su interior. Igualmente, el olor desprendido con motivo de la pudrición del interior de la palmera cuando el daño ya es muy grave.
Tratamiento contra el picudo rojo
Principalmente tenemos dos vías de tratamiento para el picudo rojo: la endoterapia y el control biológico.
La endoterapia consiste en la aplicación de inyecciones en el interior de las palmeras afectadas por el picudo. Con esta vía de tratamiento nos aseguramos de no emitir al medio ambiente ningún producto químico que pueda acabar con la vida de otros insectos beneficiosos, como es el caso de la mariquita o las abejas.
Para evitar tener que realizar diversos agujeros mientras dure el tratamiento, podemos recurrir al uso de piquetas de inyección. Estas se dejarán clavadas mientras dure, impidiendo que el orificio se pueda cerrar. El orificio debe ser lo suficientemente profundo según la variedad de palmera a tratar.
Los medicamentos empleados son Imidaclopid, Tiametoxan y Abamectina. Todos ellos son de tipo sistémico, lo que significa que se traslada por la savia. Lo ideal es emplear un tratamiento una vez al mes. Las dosis a inyectar son las siguientes:
Tiametoxan 3 gramos + 10 ml de agua = 13 ml. por piqueta.
Imidaclopid 3 ml. + 10 ml. de agua destilada = 13 ml. por piqueta
Abamectina 5 ml. + 8 ml. de agua = 13 ml. por piqueta.
Por su parte, el control biológico consiste en utilizar depredadores naturales del picudo rojo. De esta forma combatimos la plaga de una forma totalmente respetuosa con el medio ambiente y con la propia palmera. En este caso nos ayudaremos del hongo Beauveria Bassiana, entre otros. El tiempo de efectividad es de 4 a 10 días en función de la temperatura.
¿El picudo rojo pica a las personas?
Como ocurre con la mayoría de los coleópteros, el picudo rojo no pica a las personas ni a los animales. En primer lugar, porque no tiene aguijón y, en segundo lugar, porque no posee ese mecanismo de defensa ya que no lo necesita al pasar la mayor parte de su vida en el interior de la palmera sin la presencia de peligros de los que protegerse.
El auténtico riesgo que se desprende del picudo tiene que ver con el estado en el que quedan las palmeras que han sido afectadas. Al estar huecas en su mayor parte, existe el riesgo real de que alguna rama o incluso la propia palmera pueda caer al suelo, con las consecuencias que ello conlleva.